
La princesa Doris entró en la vida de su madre humana hace 10 años. Al principio, su padre no quería tener un perro en casa, pero hoy duerme con ella. Doris y su tutora ya pasaron por muchas cosas juntas, muchas luchas, noches sin dormir, días de angustias y aprensión.
En 2013, ella tuvo moquillo cuando se dio el refuerzo de la 2ª dosis de la vacuna. Fueron alrededor de 20 días yendo a la clínica veterinaria, quedándose en observación y siendo medicada. Doris no se alimentaba. La veterinaria, incluso, no creía que tuviera chance de sobrevivir.
Fueron días horribles. Su tutora, Kellin, se mojaba la punta de los dedos con agua y se los ponía en la boca para hidratarla. Cuando el tratamiento terminó y Doris se recompuso, Kellin estaba segura de que la fe y el amor curan.