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Como en las grandes y lindas historias, Bart no esperó a ser elegido. Él mismo eligió a su familia. Como Ana Martha cuenta, fue amor al primer contacto en medio de una nidada entera.

Desde el principio, Bart sabía lo que quería: estar cerca de su nueva familia. Y era eso lo que ellos buscaban: un amigo. Quien lo quería de verdad era su hijo Eduardo, y Bart fue el regalo de cumpleaños de 13. Sin embargo, Ana Martha acabó encontrando un compañero para la vida.

Bart aguantó el home office con ella durante toda la pandemia. No se alejaba, siempre pegado. Fueron incontables las reuniones online en que Pug se quedaba en su regazo.

Cuando Ana no está en casa, Bart la espera en la puerta, inmóvil. Cuando llega, por supuesto, él corre para agarrar una de sus chinelas. A la hora de dormir, solo falta ponerse debajo de las frazadas.

Bart is a great partner when it comes to his favorite pastime: eating. Sometimes, he sits on the dining table chair, hoping to get a treat, and ends up being pampered. Bart always starts running when he hears the magic word “walk”, after all, he loves going for a stroll. Bart is just like that: gentle, sweet, adorable, and above all, an amazing companion who has been part of the family for 8 years. There’s too much love involved.